Anidado entre la fría costa del Pacífico Sur y el omnipresente macizo andino que separa a Chile del resto del continente, el Valle de Elqui esconde tantos misterios como estrellas. Considerado uno de los centros energéticos más importantes del planeta, en las últimas décadas se ha transformado en un punto de encuentro para astrónomos, enólogos y viajeros del mundo, todos atraídos por su inexplicable magnetismo.

Álvaro Flaño, el patriarca de la familia, fue quien supo ver el gran y variado potencial del valle. Para él, la colisión de astronomía, enología y energía responde no solo a las características geográficas del valle, sino además a una interacción natural entre información divina y entendimiento terrenal, que se traduce en creación. «El vino es un tributo humano al cielo y la tierra, lo más cercano posible a poesía bebible y, por lo tanto, fiel reflejo de su origen».